Isla

7:42 / Publicado por Octavio Ortiz de Landazuri /




Sobre la cama escribo cosas que no me parecen. No las encuentro después. Debería buscar a alguien. Un instante y ahí queda. Las escribo pacientemente, y mientras, miro al gato de la chica que vive al lado. Y me pregunto porque es que algunos nacen con alergias. Predisposición, resultado aleatorio, la rifita, como cuando compras artículos de segunda, fácil que están bien, fácil que en cinco minutos no vuelven a encender jamás. En fin, mi madre nunca me dejó tener un gato. Es gracioso como se estiran y contonean de una manera grácil, casi divina. Le voy más los perros.

            Para cuando termino esta observación ya estoy de pie y se me han quitado las ganas de volver a escribir. Nunca se lo he confesado a nadie, excepto, al cura, que sólo tengo las ganas y la fuerza necesaria para escribir siempre y cuando alguien hace algo mejor que yo y es reconocido. Sé que me voy a morir a pedacitos, como cuando a un niño se le advierte acerca de decir mentiritas. Detesto ampliamente eso. Es una mierda decir que los escritores son todos miembros de una gran cofradía. En los escritores se refuta eso que decía John Done ningún hombre es una isla bueno Señores y con la disculpa a Hemingay todos los escritores somos islas y eso nada tiene de malo. Es lastimoso creer que no es así. Los eternos observadores, eso somos,  mientras escritores, después de eso, todo es pura fruslería mundana que poco o nada tiene que ver con este oficio, labor, acción o como quiera llamarlo cualquier filosofo aristotélico —menudas contribuciones— de una larga tradición de dientes oxidados.

            Mientras uno es escritor vive, pasea, observa, fornica quiere mejorarlo todo, se escribe porque se requiere, se necesita algo mejor, una totalidad ausente de ... yo qué sé ... en el camino también se descubren esas cosas.  O se construyen nuevas realidades o se trata de destruir la anterior, ya sea indirecta o directamente, desde Homero pasando por Rabelais, Joyce, Miller, Cohen, y nuestro Bukowski. Si el borracho aquel, pudiese leer esto, quizá lo eructaría y se iría a tomar una cerveza. Ciertamente, haría yo, lo mismo una y otra vez.





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